lunes, 30 de noviembre de 2009

Marginados conocidos

La semana pasada, mientras realizaba unas gestiones en el centro de Oviedo, pude ver de pasada a una persona sentada a la puerta de una iglesia con un cuenco de monedas a sus pies. Estaba pidiendo.
Hasta ahí todo mas o menos normal, y digo mas o menos, porque desgraciadamente vemos ya como habituales cosas que no deberían serlo, tales cómo la marginación urbana, los malos tratos a niños y mujeres, o cualquier tipo de injusticia social. Pero es como todo, lo mismo que consideramos el alcohol o el tabaco drogas mas o menos socialmente aceptadas y consumidas, vemos con cierta indiferencia episodios de marginación cercanos y habituales.
Esta vez fué diferente. La persona que vi en esa desagradable situación era conocida. No es que fuese ningún amigo, apenas habíamos cruzado algunas palabras en tiempos pasados, por lo que no existe entre ambos ninguna relación de afectividad, tan sólo un conocimiento somero. Era una persona con un puesto de trabajo, desconozco su remuneración, pero la supongo mas o menos digna, con posibilidades de llevar lo que llamaríamos una vida normal, sin grandes lujos, pero sin grandes carencias, clase media-baja urbana como tantos millones de ciudadanos españoles.
La reflexión es sencilla. Lo cerca que estamos, seguro que mucho mas de lo que creemos, de la frontera que nos separa de la marginalidad, de "estar fuera", de perder el sentido de la vida y los objetivos vitales básicos.
Desconozco el caso, pero supongo que las drogas legales (tabaco, alcohol, juego) han hecho su parte con esta persona, el resto...

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