No sé si lo más indicado será
ponerme a escribir sobre temas tan manidos, hablados y escritos últimamente
como la corrupción o el transfuguismo. Pasamos más tiempo con ellos que con
nuestra familia y, amén del futbol, que hoy por hoy es indesbancable, es el
tema central de nuestras conversaciones.
Prefiero indignarme con las sonrisas. Me produce una gran desazón ver una
y otra vez a nuestros representantes políticos sonriendo en situaciones que,
para ellos pueden ser de alegría o disfrute, pero que entiendo faltan al
respeto a los millones de personas que están pasando por situaciones de extrema
gravedad y auténticos dramas personales y vitales.
No sé si eran mejores gobernantes, la verdad es que no supieron lidiar
con una situación compleja que nos llevó a un desastre nacional, pero echo de
menos la austeridad y el gesto adusto de personajes como Azaña, Gil Robles o el
mismo Besteiro que aunque cordial y humano nadie tuteaba.
Hoy por hoy, cualquier pelamangos de nuestra política diaria sale
manteado por sus adláteres a la salida de un pleno municipal, o nos ilumina con
una sonrisa artificial en alguno de los mítines televisivo-semanales de esta
infinita campaña electoral en la que
vivimos.
Solo pido un poco de respeto y mas austeridad, no ya económica, que de
esta somos legión los que la exigimos, sino moral y de gestos. Por favor, que
alguien explique a nuestros representantes la importancia del lenguaje no
verbal, hay millones de personas en nuestro país que no tienen nada, ni
siquiera nada de lo que reírse.