viernes, 20 de agosto de 2010

LOS ANDENES DE 1914


Allá por los albores de de la I Guerra Mundial, los estados mayores de las diferentes potencias que participarían en tan sangriento conflicto, enviaban a sus espías a medir la longitud de los andenes de las estaciones de ferrocarril donde supuestamente embarcarían las tropas para el frente. A mayor longitud de andén, mayor era la capacidad de movilización y de transporte rápido a los distantes frentes de batalla, tenían más o menos claro que la guerra la ganaría aquel que tuviera capacidad suficiente para situar grandes cantidades de tropas en el momento y lugar adecuados. En realidad tenían claras demasiadas cosas que luego no se cumplieron y dieron lugar a una de las mayores matanzas bélicas de la historia, tan solo superada por la guerra siguiente.
Hoy en día nuestros “políticos de cabecera” trabajan con datos y supuestos similares a aquellos. Manejan encuestas, intenciones de votos, tendencias, estados de opinión, etc.…, y al igual que los generales de la Gran Guerra, se olvidan de las personas, sobre todo una vez terminados los periodos electorales. Se encierran en sus grupos endogámicos de poder o simplemente de influencia, y dan la espalda a la ciudadanía. No les culpo demasiado, nosotros los ciudadanos de a pié hemos rebajado hasta tal punto nuestro nivel de exigencia para con ellos, que es, hasta cierto punto justificable, su actitud.
En Siero hemos asistido hace pocos días a un lamentable caso de falta de cultura democrática en un pleno municipal. No entraré en la legalidad o no de la decisión tomada por el regidor municipal de negarle la posibilidad de réplica a un miembro de la corporación, sino más bien en el hecho en si de hacerlo. A la mujer del cesar no le basta con ser honrada, debe además parecerlo.
En 1914 los generales enviaban a miles de hombres a morir por unos centenares de metros, y lo hacían desde palacetes situados a kilómetros del fragor de la batalla. Comían en platos de porcelana y degustaban Burdeos mientras los soldados caían acribillados. Hoy los políticos han dado la espalda al pueblo y el pueblo se la ha dado a ellos, pero con el desplante no es suficiente. Los soldados de 1914 no se podían rebelar, nosotros como ciudadanos si que podemos, pero la rebelión no está en la apatía y el desprecio pasivo, sino en la participación activa y sobre todo, en el hecho de que se pueden cambiar las cosas, que no todo va a seguir igual y que está en nuestras manos, y solo en las nuestras, la posibilidad de hacerlo.
Europa pasó de 1914 a 1940 en solo cuatro años, los que duró la guerra. España puede dar un salto similar si nos comprometemos con la realidad y ponemos real interés en que así sea, nada tenemos que perder y si mucho que ganar… por ejemplo el futuro de nuestros hijos.

domingo, 1 de agosto de 2010

PPSOE

Día tras día leemos en la prensa regional los capítulos del “Culebrón Cascos” y no podemos por menos que darnos cuenta, más si cabe, del grado de degeneración política a la que hemos llegado. En Siero somos plenamente conscientes de ello, lo hemos visto este invierno con la “sucesión obligada” del anterior alcalde y la “toma de posesión también obligada” de quien rige los designios del municipio a día de hoy. Uno que no quería irse y otro que no quería venir, y todo ello en fechas mas que coincidentes. Paradójicamente, el ya olvidado congreso local de PP, ganado por la mínima por el actual alcalde popular, fue cerrado en una rotonda de Argüelles por el alcalde del PSOE. Vivir para ver.
Mucho me temo que en las próximas elecciones municipales y autonómicas, para las que ya queda menos de un año, los grandes partidos aspirantes al poder presentarán en sus principales plazas, por supuesto incluida Siero, lo que podríamos llamar “candidatos de bajo perfil”. ¿Será porque no les parece el momento oportuno de sacar la artillería pesada tal y como deja entrever el PP, o más bien que no tienen dentro de sus filas personas capaces, comprometidas y válidas para encabezar esas listas? Es posible que haya llegado de verdad el momento del cambio, de la devolución de la democracia al pueblo y de la toma de otras opciones.